Me siento desolado estos días. Apenas me apetece ni escribir el blog. La marea de fanatismo, de mentiras altisonantes y de tonterías me ahoga. Los científicos del régimen, uno a uno, se van bajando los pantalones. Me parece a mí que esto es como el nazismo en su punto de eclosión triunfante.
No sé qué deberíamos hacer. Quizás nada.
He visto estos días en la prensa la imagen de la Punta de la Dogana, el antiguo edificio de aduanas de Venecia, en donde va a ir un nuevo museo. No sé cuántos millones ha tenido que poner Pinault, un multimillonario francés, contra el Guggenheim, para lograr que vaya ahí otra de sus coleeciones de arte. Me voy para allá. Es un buen sitio para acabar y ahogarse.