Ayer el merluzo de turno escribía en El País, a propósito de la contaminación en Pekín, que " el temor es muy concreto, que estos sean recordados como los juegos del CO2". Concretísimo, sí, como tú, que no sabes que el CO2 es un gas incoloro, inodoro, insípido y tan tóxico como el agua... Hoy otro escribe en El Diario Vasco más o menos lo mismo. En fin, el merluzo, a diferencia de la merluza, se ve que es una especie en franca fase de proliferación.
Las ciudades desarrrolladas, con Londres como paradigma, resolvieron hace décadas el problema del "smog" en gran parte gracias al "carbón por cable". El carbón por cable consiste en producir electricidad con carbón y mandarla por cable a las casas, a las industrias y a los comercios, evitando así los procesos de combustión en fábricas y hogares. Eso es: grandes centrales térmicas de carbón que producen electricidad y en donde, con la tecnología actual, se puede evitar, o reducir en gran medida, la expulsión a la atmósfera de los auténticos contaminantes: óxidos de azufre, monóxido de carbono, partículas mal quemadas, etc ...
Y en eso están los chinos empeñados. Sin necesidad de que proliferen por su país cientos de centrales nucleares. Y sin protocolos que les graven el CO2, claro.
A escala global, en el 2007, el carbón fue, por quinto año consecutivo, el combustible cuya producción más creció: un 4,5 % . La producción de energía nuclear, en cambio, se redujo un 2 %.
fig.: Perspectiva de crecimiento de la energía en China durante las próximas décadas
ref.: Statistical Review of World Energy 2008 | BP
UK COAL : Coal by Wire