29 junio 2014
Un récord escondido
Más de 2 millones de kilometros cuadrados superior a la extensión normal del hielo que rodea la Antártida en estas fechas.
Récord de anomalía positiva desde que comenzaron las mediciones hace 25 años.
No es fácil encontrar esta gráfica en esta página, pero está :
Polar Sea Ice Cap and Snow - The Cryosphere Today
26 junio 2014
El Niño calienta
Gráfico de las anomalías mensuales (Enero de 1996- Mayo de 2014) de la temperatura superficial global, siendo el período de referencia 1951-1980. La línea negra representa solamente a las estaciones meteorológicas en tierra; la línea roja combina los datos de tierra con los del mar. Instituto Goddard de Estudio espaciales (NASA).
Como se observa en el gráfico, en Mayo de 2014 la temperatura superficial global estuvo casi 1º centígrado por encima de la media de los meses de mayo del periodo 1951-1980. Esta anomalía de calor todavía no llega al valor de las anomalías mensuales alcanzadas en otro Niños. La propaganda calentista, con Obama a la cabeza, atribuirá el calor de estos meses al calentamiento global "acelerado", que no existe, y la "culpabilidad" al CO2.
21 junio 2014
Antártida. Hacia un récord de hielo marino
Extensión del hielo marino de la Antártida, 19 de junio de 2014
La prensa no habla para nada d esto, pero es así. Durante el 2013 la extensión del hielo marino de la Antártida estuvo muy por encima de su extensión media y, además, desde Abril de 2014 está por encima de la de 2013. Ayer, 19 de junio de 2014, el superávit de hielo marino alrededor de la Antártida era de 1.692.000 kilómetros cuadrados. El déficit de hielo en el Artico era de 903.000.
National Snow & Ice Data Center
08 junio 2014
Hielo marino en el Artico y en la Antártida
Mayo. Extensión del hielo marino en el Artico y en la Antártida .
(la tendencia a la disminución en el Artico es algo menor que la tendencia al aumento en la Antártida)
28 mayo 2014
El CO2 no es un enemigo
En el siglo XX se produjo un
ligero calentamiento de la atmósfera terrestre. El calentamiento de la Tierra
no fue nada dramático si lo comparamos con otros muy superiores habidos en la
historia geológica del planeta. La temperatura global media del aire en la
superficie terrestre subió entre 6 y 8 décimas de grado. La
subida además no fue regular sino que ocurrió en dos períodos diferentes de
unos 25 años cada uno: 1922-1945 y 1975-1998. En los años de la primera subida,
1922-1945, las emisiones de CO2 eran muy pequeñas y su incremento
atmosférico no justificaba de ninguna manera la subida. El incremento de la
temperatura global media se debió a otras causas. El constatado aumento de la
actividad solar pudo ser una.
Actualmente, lo que mayor
perplejidad causa a los modelizadores es que la temperatura global media no
aumenta desde el año 1998, aunque la concentración de CO2 en
el aire sí se incrementa. No se sabe
por qué. Y si no sabemos la causa, menos sabemos aún cómo evolucionará la
temperatura media global en las próximas décadas.
¿ A qué se debe
entonces esta furia contra el CO2 ? Fundamentalmente a intereses económicos ligados a la
sustitución del carbón como fuente energética. El carbón produce el 40% de la
electricidad mundial y es la fuente de energía que en la actualidad más crece a
escala global, a pesar de la propaganda occidental en su contra. A los que lo
rechazan y quisieran ocupar su hueco con la energía nuclear y las energías
renovables les viene muy bien la demonización social y política del carbón,
para que los gobiernos tengan excusas “medioambientales” para cargar al carbón
con un sobreprecio que le reste competitividad, como así ha sido con las tasas
impuestas a las emisiones de CO2 justificadas por el Protocolo de
Kyoto. Cada tonelada de carbón quemado emite dos toneladas y media de CO2.
Si el precio de la tonelada de carbón es de unos 90 dólares y si el precio de
las cuotas supera los 20 o 30 dólares, como así ha ocurrido en los años de más
histeria climática, el precio del carbón casi se duplica. Existen además otros beneficiarios
colaterales como son aquellos inversores que han invertido en el mercado de
emisiones y aquellas poderosas empresas eléctricas y siderúrgicas que venden o vendieron
cuotas de emisión concedidas por los gobiernos de forma gratuita (como ha sido
el caso de Arcelor, número uno en beneficios de este tipo en España).
El carbón es abundante, hay reservas para siglos y
está bien repartido. Si su precio no lo sube la ONU con la ayuda del IPCC
(Panel Intergubernamental para el estudio del Cambio Climático), el carbón
seguirá siendo por tres o cuatro décadas más la fuente más barata de
electricidad en países como China o la India, y seguirá siendo muy competitivo
en muchos países avanzados, como Estados Unidos o Alemania.
El CO2 no es un contaminante. No es un
gas tóxico ni venenoso. La concentración actual en el aire libre es de unas 400
partes por millón (ppm), el 0,04 % de la mezcla de gases que constituye el
aire. Pero cualquier aula cerrada llega a las 2.000 partes por millón (ppm) al
finalizar una clase y, sin embargo, profesores y alumnos salen indemnes cuando
toca el timbre de salida o la campana. En nuestros pulmones la concentración
suele alcanzar las 50.000 partes por millón, un 5% del aire que expiramos. Al
cabo del día, cada uno de nosotros emitimos más de 1 kilogramo de CO2
al aire, parecido a lo que emite un coche en un recorrido de entre 5 y 10
kilómetros.
Una combustión “limpia” es aquélla en la que los
desechos resultantes son únicamente CO2 y agua. Como en la respiración humana.
Pero es cierto que, como los combustibles fósiles no son puros, la emisión de
CO2 en la quema de combustibles fósiles, puede ir unida a la emisión
de impurezas tóxicas como óxidos de azufre o de nitrógeno No obstante, la
ingeniería ha conseguido que los procesos de combustión tanto en el transporte
como en la obtención de electricidad sean cada vez más limpios y eficientes. A
pesar del incremento del uso de combustibles, el aire de las ciudades de los
países ricos y desarrollados va mejorando día a día. Es en los países aún
subdesarrollados en donde la contaminación local y regional es un problema.
Pero no por el CO2, sino por otros factores como los óxidos de
azufre, el monóxido de carbono o el hollín de las malas combustiones.
¿Aumenta tanto el CO2? Es cierto
que ha habido un aumento de CO2 en el aire durante el transcurso del
último siglo y que la quema de combustibles fósiles es la causante de ese
incremento. Hace un siglo la concentración de CO2 en la atmósfera
era de unas 300 partes por millón (ppm), que es un 0,03% del volumen total del
aire, y ahora llega ya a las 400 ppm, un 0,04% . Pero de oxígeno hay en la
atmósfera unas 210.000 ppm, un 21 %, y aunque es cierto que disminuye cuando
aumenta el CO2, su pérdida relativa es inocua e insignificante.
Además las concentraciones de CO2
en el pasado de la Tierra casi siempre han sido muy superiores a la actual. El
planeta tiene unos 4.500 millones de existencia y su historia geológica se
conoce más o menos bien desde hace unos 540 millones de años, desde el inicio
del Cámbrico, cuando la evolución de la vida se aceleró en los océanos. Pues
bien, según el valor más probable calculado por el estudio Geocarb, podía haber
entonces en el aire unas 7.500 ppm de CO2, una concentración veinte
veces superior a la actual. Tras una progresiva disminución, por enterramiento
de la materia orgánica, que duró hasta el Carbonífero, la concentración de CO2
de nuevo aumentó al comienzo de la Era Secundaria, hace unos 250 millones de
años. La progresiva partición del continente único de Pangea en diferentes
islas y continentes originó una gran actividad volcánica y por los conos y las
grietas tectónicas salieron al aire grandes cantidades de CO2. Se
intensificó la fotosíntesis. Aprovechándose de una fotosíntesis más activa y de
una vegetación lujuriante, proliferaron de polo a polo los dinosaurios. Un
clima más uniforme, más húmedo y
más cálido, les facilitó la vida durante decenas de millones de años a aquellos
grandes comilones. El Jurásico, con una concentración probable de CO2
de 2.000 ppm, cinco veces superior a la actual, fue su mejor época.
Hace unos 66 milliones de años, por causa del choque
de un asteroide o de masivas erupciones volcánicas, se trastocó de nuevo el
clima terrestre. Entonces, en los comienzos de la Era Terciaria, los niveles de
CO2 eran dos o tres veces superiores a los actuales, pero fueron
disminuyendo hasta llegar, hace 2 millones de años, al triste y frío
Cuaternario, durante el cual la
concentración ha oscilado entre unas 200 y 300 ppm, con glaciaciones siempre al
acecho y períodos interglaciales más breves con temperaturas más suaves. ¿Por
qúe hemos de quejarnos de que nuevo aumente?
El CO2 es un gas beneficioso. Junto con
el agua y la luz es un elemento fundamental de la fotosíntesis, de la creación
de materia orgánica. Las emisones humanas la potencian. A partir de mediciones
de muestras tomadas directamente del aire se deduce que la concentración de
carbono en la atmósfera contenido en el CO2 aumenta de media unas 3 gigatoneladas
cada año y, sin embargo, el cálculo de las emisiones humanas de carbono,
contenido en el carbón, el gas y el petróleo utilizado, supera las 6
gigatoneladas anuales. Ocurre por lo tanto que solamente la mitad del carbono
fósil emitido es retenido en la atmósfera porque gran parte del nuevo CO2
de origen fósil se integra de nuevo en el ciclo vegetal del carbono vivo, con
lo cual aumenta la biomasa global.
Por lo tanto, a pesar de la creencia de que vivimos
en un planeta cada vez más desértico y menos verde, la verdad es la contraria:
el planeta cada vez tiene más masa vegetal. Los estudios de imágenes desde
satélites lo ratifican. Otra cosa es que, en determinadas regiones, una tala
abusiva para obtener madera, o una quema de selva para obtener tierras de
cultivo, produzca calvas. Pero no es culpable el cambio climático y aún menos
el incremento del CO2 atmosférico.
Más calor ha solido
significar en la historia geológica del planeta más humedad y más vida. Las
éras geológicas de más vegetación en los continentes y de más corales en el mar
han coincido con aquellos períodos de mayor concentración de CO2 en
el aire y en el mar.
Desgraciadamente, en las
épocas glaciales del Cuaternario, la concentración de CO2 en la
atmósfera bajaba hasta las 200 ppm (la mitad que la actual), las selvas y
sabanas se contraían y los desiertos se expandían. Se llegaba a un límite de CO2
tan bajo que a mucha más baja altitud que ahora desaparecía la vegetación
arbórea debido a la dificultad de las hojas para realizar la fotosíntesis.
La última glaciación
terminó hace unos 11.500 años. Desde entonces los humanos nos dispersamos por
todos los confines del planeta. La primera mitad de este interglacial en el que
vivimos, hasta el 3.000 y el 2.000 antes de Cristo, fue de clima más caliente
que el de ahora y de mucha mayor humedad en las zonas hoy áridas de Africa. El
período óptimo climático ocurrió entre el 9.000 y el 6.000 antes del presente. Se
debió a razones orbitales del Sol y la Tierra y no al CO2. Una mayor insolación estival formaba bajas
presiones térmicas en el Sahara, más profundas que las actuales, que atraían a
los vientos húmedos del Atlántico. En la zona de los macizos del Hoggar y del
Tibesti, en el centro del Sahara, se conservan miles de figuras en pinturas
rupestres de aquella época que muestran escenas con girafas y otros mamíferos
de la sabana. Innumerables pinturas rupestres en la meseta de Tassili, en el
corazón del Sahara argelino, indican que en áreas hoy superáridas y recubiertas
de dunas pastaba la fauna.
Conclusión
En el siglo XX, siguiendo los
vaivenes naturales y mal comprendidos del clima, se produjo un ligero
calentamiento medio de la atmósfera. Es probable que este cambio tuviera una
parte de influencia humana, pues pasamos de ser 2.000 millones de seres humanos
a principios del siglo a ser más de 6.500 millones a finales. Es posible que la
atmósfera también notara nuestra proliferación, pero es ridículo pensar que de
ahora en adelante, simplemente controlando el CO2, podemos controlar la evolución del
clima. El CO2 es, además, un gas beneficioso
tanto para la vida del planeta como para el progreso humano. En vez de
criminalizarlo, deberíamos aprovechar lo que su incremento atmosférico nos
ofrece.
19 abril 2014
Si no quiere dejar huella de carbono, mejor no coma
Los alimentos que un americano come al año, siguiendo una dieta de 2.600 kilocalorías y comiendo variado, tienen una huella de CO2 de 2,5 toneladas ( las que se emiten en el proceso de su producción).
Si come mucha carne asciende a 3,3 toneladas y si es vegano (ni carne ni huevos ni lácteos) baja a 1,5 toneladas.
Las 2,5 toneladas de CO2 del tipo normal equivalen, nada más y nada menos, a las que emite un coche normalito en un recorrido de 20.000 kilómetros, media circunferencia terrestre!
26 marzo 2014
Carbón, principal fuente de electricidad en EEUU
El carbón sigue siendo el rey en Estados Unidos. Como se ve en esta gráfica sobre la evolución mensual de las diversas fuentes de electricidad , la participación del carbón (en color marrón) sigue siendo la principal. Además los Estados Unidos han aumentado sus exportaciones, especialmente a Europa. En fin, que el declive del carbón del que hablan reiteradamente los medios occidentales es propaganda y nada más.
14 marzo 2014
Francia contaminada
Gran parte de Francia lleva varios días sumida en una nube de contaminación por partículas. Treinta departamentos están hoy en alerta máxima. En París será gratuito el transporte público en los próximos días para intentar disminuir el tráfico.
Los motores diesel, al que tan aficionados son los franceses para evitarse un poquito de dinero y de emisiones de CO2, son los principales responsables, junto a las calefacciones y chimeneas de madera, que en la capital van a ser prohibidas.
Como no ocurre en China, sino en un país nuclearizado y leader de la demonización del CO2 y del carbón, esto apenas es noticia.
Le Monde
26 febrero 2014
Panel No Intergubernamental del Cambio Climático (NIPCC), resumen de sus conclusiones
He traducido el resumen de las conclusiones del NIPCC:
• El dióxido de carbono atmosférico (CO2) es un gas de suave efecto invernadero que ejerce un calentamiento, el cual disminuye progresivamente a medida que su concentración aumenta.
• La duplicación de la concentración atmosférica de CO2 desde su nivel pre-industrial, en ausencia de otros forzamientos y de retroalimentaciones, causaría probablemente un calentamiento entre 0,3 y 1,1ºC, la mitad del cual ya debe haberse realizado.
• Unas décimas de grado de calentamiento adicional, si esto ocurriese, no supondría entrar en una crisis climática.
• Los resultados de los modelos publicados en sucesivos informes del IPCC desde 1990 preveen que una duplicación del CO2 podría causar un calentamiento de hasta 6ºC hacia el 2100. Sin embargo, el calentamiento global cesó hacia finales del siglo XX y fue seguido (desde 1997) por 16 años de temperatura estable.
• Durante el reciente tiempo geológico, la temperatura de la Tierra ha fluctuado entre +4ºC y -6ºC con respecto a la temperatura del siglo XX. Un calentamiento de 2ºC por encima de la temperatura actual, si se diese, entraría dentro de los límites de la variabilidad natural.
• Aunque un futuro calentamiento de 2ºC causaría según la geografía respuestas ecológicas variadas, no existen evidencias de que esos cambios tendrían un efecto neto perjudicial para el medio ambiente global o para el bienestar humano.
• Con el nivel actual de unas 400 ppm todavía vivimos en un mundo hambriento de CO2. Niveles de concentración atmosférica 15 veces superiores a éste se dieron en el período Cámbrico (alrededor de hace 500 millones de años) sin efectos adversos conocidos.
• El calentamiento total habido desde aproximadamente 1860 corresponde a la recuperación de las temperaturas bajas de la Pequeña Edad de Hielo, modulado por ciclos naturales causados por las oscilaciones oceánico-atmosféricas, o por variaciones solares con las periodicidades de de Vries (de unos 208 años), de Gleissberg (de unos 80 años) y otras más cortas.
• La Tierra no se ha calentado significativamente durante los últimos 16 años a pesar de haber habido un incremento de un 8% en la concentración de CO2, lo que representa un 34% de todo el extra de CO2 añadido a la atmósfera desde el comienzo de la revolución industrial.
• El CO2 es un nutriente vital utilizado por las plantas en la fotosíntesis. El incremento del CO2 en la atmósfera “reverdece” el planeta y ayuda a que se alimente la creciente población humana.
• No existe una estrecha correlación entre la variación de la temperatura durante los pasados 150 años y las emisiones humanas de CO2. El paralelismo entre el incremento de la temperatura y el del CO2 durante el período 1980-2000 podría ser debido al azar y no necesariamente indica causalidad.
• Las causas del calentamiento global histórico son aún inciertas, pero existen correlaciones significativas entre el devenir climático y las variaciones multidecadales y la actividad solar durante los últimos cientos de años.
•Las proyecciones futuras de los ciclos solares implican que las próximas décadas pueden estar marcadas por un enfriamiento más que por un calentamiento, a pesar de que continúen las emisiones de CO2.
Fuente: “Sumario Ejecutivo”, el Cambio Climático Reconsiderado II:
Ciencia Física (Chicago, IL: The Heartland Institute, 2013).
• El dióxido de carbono atmosférico (CO2) es un gas de suave efecto invernadero que ejerce un calentamiento, el cual disminuye progresivamente a medida que su concentración aumenta.
• La duplicación de la concentración atmosférica de CO2 desde su nivel pre-industrial, en ausencia de otros forzamientos y de retroalimentaciones, causaría probablemente un calentamiento entre 0,3 y 1,1ºC, la mitad del cual ya debe haberse realizado.
• Unas décimas de grado de calentamiento adicional, si esto ocurriese, no supondría entrar en una crisis climática.
• Los resultados de los modelos publicados en sucesivos informes del IPCC desde 1990 preveen que una duplicación del CO2 podría causar un calentamiento de hasta 6ºC hacia el 2100. Sin embargo, el calentamiento global cesó hacia finales del siglo XX y fue seguido (desde 1997) por 16 años de temperatura estable.
• Durante el reciente tiempo geológico, la temperatura de la Tierra ha fluctuado entre +4ºC y -6ºC con respecto a la temperatura del siglo XX. Un calentamiento de 2ºC por encima de la temperatura actual, si se diese, entraría dentro de los límites de la variabilidad natural.
• Aunque un futuro calentamiento de 2ºC causaría según la geografía respuestas ecológicas variadas, no existen evidencias de que esos cambios tendrían un efecto neto perjudicial para el medio ambiente global o para el bienestar humano.
• Con el nivel actual de unas 400 ppm todavía vivimos en un mundo hambriento de CO2. Niveles de concentración atmosférica 15 veces superiores a éste se dieron en el período Cámbrico (alrededor de hace 500 millones de años) sin efectos adversos conocidos.
• El calentamiento total habido desde aproximadamente 1860 corresponde a la recuperación de las temperaturas bajas de la Pequeña Edad de Hielo, modulado por ciclos naturales causados por las oscilaciones oceánico-atmosféricas, o por variaciones solares con las periodicidades de de Vries (de unos 208 años), de Gleissberg (de unos 80 años) y otras más cortas.
• La Tierra no se ha calentado significativamente durante los últimos 16 años a pesar de haber habido un incremento de un 8% en la concentración de CO2, lo que representa un 34% de todo el extra de CO2 añadido a la atmósfera desde el comienzo de la revolución industrial.
• El CO2 es un nutriente vital utilizado por las plantas en la fotosíntesis. El incremento del CO2 en la atmósfera “reverdece” el planeta y ayuda a que se alimente la creciente población humana.
• No existe una estrecha correlación entre la variación de la temperatura durante los pasados 150 años y las emisiones humanas de CO2. El paralelismo entre el incremento de la temperatura y el del CO2 durante el período 1980-2000 podría ser debido al azar y no necesariamente indica causalidad.
• Las causas del calentamiento global histórico son aún inciertas, pero existen correlaciones significativas entre el devenir climático y las variaciones multidecadales y la actividad solar durante los últimos cientos de años.
•Las proyecciones futuras de los ciclos solares implican que las próximas décadas pueden estar marcadas por un enfriamiento más que por un calentamiento, a pesar de que continúen las emisiones de CO2.
Fuente: “Sumario Ejecutivo”, el Cambio Climático Reconsiderado II:
Ciencia Física (Chicago, IL: The Heartland Institute, 2013).
04 enero 2014
Emisiones de CO2 en Estados Unidos bajan
Las emisiones per cápita en Estados Unidos han bajado desde la revolución del fracking, o shale gas.
Se espera que sigan bajando hasta el 2040.
Estados Unidos, a diferencia de Europa, no entró en el timo del Protocolo de Kioto. Simplemente lo que ha ocurrido allí es que el gas natural, cuya producción y consumo ha aumentado considerablemente, emite menos CO2 que el carbón por kWh producido (unos 800 gramos, el carbón; unos 400 gramos, el gas).
En Europa, por el contrario, el uso del carbón y las emisiones de CO2 han aumentado en los dos últimos años, debido a los altos precios del gas.