31 agosto 2006
¿Dónde está el huracán?
Ansiosos, los medios de comunicación han esperado que en el aniversario del Katrina se repitiese algo parecido. Pero nada. Acaba Agosto sin que todavía en el Atlántico haya aparecido el primero (Ernesto no ha pasado de tormenta tropical). El año pasado por estas fechas ya habían circulado 5 ciclones como Dios manda. Menos mal que en el Pacífico oriental, en las costas de México, hay ahora uno bastante potente, el John. Y como la gente no sabe mucho de geografía se le puede meter a éste en la noticia, aunque el océano sea el Pacífico y no el Atlántico (según me ha parecido entenderle a la presentadora del telediario de TVE1, Acapulco debe estar en el Caribe mexicano)(sí, y San Sebastián, en el Mediterráneo español)
Nadie se acordaba el año pasado del Pacífico. Convenía centrarlo todo en el Atlántico, porque es allí en donde la frecuencia era inusualmente alta y de paso se le echaba la culpa al "calentamiento global", a pesar de que los huracanes del Atlántico Norte sólo representan más o menos el 15 % de la cifra total de huracanes. A la gente se le convenció (y todavía está convencida) de que el número de huracanes ha aumentado.
Pero no es cierto. Ahía arriba pongo una gráfica, extraída de una escondida página web de Meteofrance, de la frecuencia global de los ciclones tropicales desde el año 1989.
29 agosto 2006
Terra preta do indio
Con este nombre que suena tan bien se denomina en portugués a unos suelos negros, espesos, muy fértiles, que se encuentran esparcidos por la Amazonia, y que son fruto de las prácticas milenarias de los indios. Sobre una extensión predominante de suelos lavados por las lluvias y muy pobres en materia orgánica, oxisoles, aparecen estas manchas de tierra negra, la "terra preta do indio".
La negrura le viene de la abundancia de carbono. Una hectárea de estos suelos suele contener 250 toneladas de carbono, dos o tres veces más que lo que contienen los oxisoles de los alrededores, los cuales predominan en la selva. Este carbono procede fundamentalmente del carboneo, es decir, de la quema lenta y humeante, a baja temperatura, de la vegetación y la leña, que la convierte en una especie de carbón vegetal pulverizado, el cual se ha ido depositando y almacenando en el suelo a lo largo de muchos siglos, o incluso milenios.
En este tipo de "quema" de la maleza, o de la celulosa vegetal desechable, sólo una pequeña parte del carbono de las plantas se convierte en CO2 emitido al aire. Por lo tanto la mayor parte del carbono fijado en la fotosíntesis de las plantas pasa al suelo. La atmósfera pierde CO2.
En la revista Nature del 10 de Agosto se habla del posible sumidero de CO2 en el que podrían convertirse grandes extensiones improductivas del mundo si ahora, de una forma "artificial", se creasen suelos de este tipo a base de fabricar carbón de leña pulverizado. Sería una forma de recuperar en el suelo el carbono que quemamos del subsuelo (el de los combustibles fósiles) y además conseguiríamos aumentar las tierras y las cosechas agrícolas, pues la "terra preta" es muy fértil.
La idea no es nueva. Se le ocurrió a un investigador alemám Wim Soembrek hace ya bastantes años. Soembrek, que murió en el 2003, no verá su idea materializada pero es muy posible que en un futuro no lejano sea llevada a la práctica. El proyecto Terra Preta Nova la promociona.
28 agosto 2006
CO2 para el invernadero
Desde hace décadas sabemos (algunos) que el CO2 es bueno para el crecimiento de las plantas. Basta saber que en la fotosíntesis, que es la reacción química fundamental en este planeta, se unen el CO2 del aire y el agua del suelo para crear la materia orgánica, es decir, la materia de la vida.
Desde hace ya muchos años se viene insuflando CO2 en los invernaderos modernos para intensificar la fotosíntesis. Se cree que se obtiene un beneficio del 25 % más o menos en el crecimiento, dependiendo de las especies cultivadas, cuando se duplica la concentración de CO2 en el aire del invernadero.
Como el CO2 es considerado un "gas satánico" de esto no se ha hablado casi nunca en revistas como Nature o Science. Pero este mes de Agosto la revista Nature publica un artículo en el que se cuenta cómo en Holanda el CO2 producido por desecho en una refinería de Shell es canalizado a través de 150 km de gasoductos para fertilizar el aire de 500 invernaderos que en total ocupan 1.300 hectáreas (o 1.300 campos de futbol, como gustan de comparar los periodistas cuando se refieren a "hectáreas").
Sospecho que en España ya la fotosíntesis ni se enseña en las escuelas. A día de hoy, la página web que tengo sobre "fotosíntesis y respiración" ha recibido en menos de 3 años, 97.635 visitas. Lo curioso es el porcentaje de los países de procedencia: un 22,3 % de México, un 15,3 % de Venezuela, un 9,8 % de Perú y España viene tan solo en cuarto lugar con un 8,7 %.
07 agosto 2006
Escapes
El gas natural (es decir, el metano) es el principal competidor del carbón en la producción de electricidad. Las turbinas movidas por la combustión de metano emiten menos CO2 que las movidas por carbón (entre la mitad y dos tercios) y por eso se le considera un combustible "limpio", pero puede resultar que su uso generalizado esté ocasionando más potencial de calentamiento. ¿Por qué?. Por los escapes.
España es el país que más dinero tendrá que gastar en comprar derechos de emisión de gases invernadero si quiere cumplir el Protocolo de Kioto. Pero los políticos y los editorialistas españoles han sido (aunque ahora noto amagos de dudas) los más enfervorecidos partidarios de este chapucero tratado.
El protocolo de Kioto quiere regular fundamentalmente las emisiones industriales de CO2 (lo que afecta sobre todo a las centrales térmicas de electricidad). Aparte quedan las emisiones provenientes del transporte a las que se les invita a que se regulen ellas solas (siendo consecuentes, habría que anular los viajes en avión y repartir vales para la gasolina).
Otro gas invernadero que el Protocolo quiere regular, y del que se habla menos, es el metano.
Después del vapor de agua y del dióxido de carbono, el metano (CH4) es el gas invernadero más importante de la atmósfera. La concentración atmosférica actual del metano es de 1,7 ppm (partes por millón). Debido a su incremento desde los tiempos preindustriales —cuando la concentración atmosférica era de sólo 0,7 ppm—, el forzado radiativo medio (es decir, el aumento de la potencia de calentar la superficie terrestre) es de unos 0,7 W/m2 (la tercera parte de lo que calienta el incremento del CO2).
Molécula por molécula el metano tiene un poder de calentamiento mucho mayor que el CO2. Pero depende del tiempo que dure en la atmósfera, pues a diferencia del CO2 el metano tiene una vida corta: unos 10 años de vida media.
El problema pricipal con la regularización de las emisiones de metano es que sus fuentes son muy variadas y difíciles de cuantificar. La agricultura y la ganadería emiten anualmente 400 millones de toneladas de metano al aire. Este metano es producido por los microbios que degradan la materia orgánica. Los medios en los que actúan estos microbios son muy variados: el estómago de un rumiante (entre el 5 y el 10 % de la masa del alimento de una vaca se transforma en metano), el interior de un estercolero, un campo inundado para el cultivo de arroz o el fondo de una marisma.
Pero además otra fuente antrópica de metano en el siglo XX han sido los escapes en las instalaciones defectuosas de extracción de gas natural (que en su mayor parte es metano, aunque sea más comercial llamarle "gas natural", como si el carbón y el petróleo no fuese naturales) y en los cientos de miles de kilómetros de gasoductos construidos para su transporte.
En un artículo de Nature de hace unos meses (Lelieveld J. et al., 2005, Low methane leakage from gas pipelines, Nature, 434, 841-842) se decía que si los escapes de gas natural (es decir, metano) superasen el 5,6% de la producción, el efecto invernadero producido por las centrales térmicas de gas (de ciclo combinado) sería mayor que si fuesen de carbón. Interesante. Sobre todo teniendo en cuenta que algunos opinan que los escapes desde los pozos hasta las centrales (miles de kilómetros de recorrido) superan el 10% ...
Y en este pasado mes de Junio, un artículo de New Scientist revelaba que según el investigador Peter Bergamaschi, el más importante especialista en la distribución regional de las emisiones de metano y que trabaja en el Joint Research Center de la Comisión Europea en Ispra, las emisiones de metano del Reino Unido estaban mal calculadas y en realidad eran el doble de la que los ingleses habían suministrado cuando ratificaron el Protocolo. Los franceses por su parte, habrían omitido una tercera parte de sus emisiones.
De ser esto cierto, el reparto de los derechos de emisión debería modificarse.
Demasiado lío de cálculos y cifras para nuestra ministra y nuestros ilustres ensimismados, que han preferido no enterarse. Pongan ustedes en Google en español las palabras "metano" y "Bergamaschi" y ya verán qué poco encuentran.