Ahora el Instituto Max Planck está levantando en la selva brasileña una altísima torre metálica de 320 metros, plagada de sensores, que día a día y minuto a minuto durante varias décadas medirá el CO2 y sus flujos. Y aclarará la verdad o mentira del mito del oxígeno.
Globalmente, la cantidad de carbono (en forma de CO2) que las plantas terrestres absorben del aire cada año en el proceso de la fotosíntesis es enorme, entre 100 y 120 gigatoneladas o petagramos * (las emisiones humanas por la quema de combustibles fósiles es de unas 9 gigatoneladas) y es por lo tanto también grande la cantidad de oxígeno producida.
Ahora bien, las plantas, al respirar, devuelven a la atmósfera la mitad de ese carbono, en forma de CO2, y consumen oxígeno. Así, en el interior de la selva amazónica la concentración de CO2 se eleva a unas 500 o 600 ppm (partes por millón) durante la noche, cuando la fotosíntesis no funciona, que es el doble de lo que hay en el aire "no contaminado".
La otra mitad de carbono absorbida es también devuelta a la atmósfera cuando la vegetación muere, cae al suelo y se oxida, soltando de nuevo CO2 al aire. Una pequeña parte de este carbono de plantas muertas queda enterrada y, si se acumula sin oxidarse, contribuye a la disminución de CO2 atmosférico y a la producción de oxígeno, pero a un ritmo muy pequeño. Tan pequeño que con unos pocos incendios, provocados para obtener nuevas tierras de labor normalmente, la región acaba probablemente consumiendo más oxígeno del que produce.
Con la torre se espera en definitiva saber cuánto CO2 entra en la Amazonia y cuánto sale.
*Pg (Petagramo) = 10 elevado a 15 gramos = Gt (Gigatonelada) = mil millones de toneladas.
1 PgC = 3,7 Pg de CO2
1 ppm en la concentración atmosférica de CO2 = 2,12 Petagramos de carbono (PgC) = 7,84 PgCO2
ref:
Tollefson J., A towering experiment, Nature, 23 September 2010