02 mayo 2011

Aves y murciélagos

Hoy comienza en Trondheim un congreso sobre la energía eólica y sus impactos medioambientales. Varias de las ponencias tratarán de la mortalidad que las aspas de las turbinas causan entre diversas especies de aves, especialmente buitres y águilas. Según uno de los ponentes, el español Alvaro Camiña, sólo en el Sistema Ibérico se registraron 732 muertes de buitres leonados entre el 2002 y el 2006 por causa de las colisiones.

El verano pasado, de excursión en Francia, me entró una noche un murciélago en el cuarto. Después de darse unos cuantos golpes contra las paredes, que escuché pero no ví pues me tapé cobardemente con las sábanas, encontró otra vez la ventana y siguió haciendo lo suyo, cazar y comer mosquitos, supongo. Los murciélagos corren también peligro por la proliferación de la energía eólica. Al parecer, por razones poco claras son atraídos ingenuamente por el giro de las aspas. Menos mal que en Francia hay unas 800 pequeñas organizaciones ferozmente antieólicas por lo que el murciélago que me visitó probablemente siga vivo, hazaña difícil en Portugal o España (Apostar na miséria estética).

Un artículo de Abril en Science trata de la importancia económica de los murciélagos en la agricultura, pues son grandes devoradores del mayor enemigo de las cosechas: los insectos. Se ha calculado que una colonia de 150 murciélagos en Indiana se come al año 1,3 millones de pequeños demonios. Se estima en el artículo que el beneficio económico de los murciélagos es de unos 30 euros por hectárea al año, pero se piensa que varios cientos de miles de ellos morirán en Estados Unidos si las aspas proliferan al ritmo que gustaría a las grandes corporaciones ecologistas y a algunas grandes eléctricas.

ref.:


30 abril 2011

Destino del carbono



De las mediciones directas de la concentración de CO2 en el aire se deduce que, en la actualidad, el carbono en la atmósfera aumenta de media unos 4 PgC al año. Sin embargo, las emisiones antrópicas de carbono superan los 9 PgC. Por lo tanto, menos del 50 % del carbono emitido artificialmente es retenido en la atmósfera. Parte de lo que falta pasa al mar, en donde nutre al plancton. Otra parte del carbono pasa a la biomasa continental, que, a pesar de la deforestación tropical, en su cómputo global está aumentando.

*Pg (Petagramo) = 1015 gramos = Gt (Gigatonelada) = mil millones de toneladas.


hay 1 PgC en 3,7 Pg de CO2


1 ppm en la concentración atmosférica de CO2 = 2,12 Petagramos de carbono (PgC) = 7,84 PgCO2



26 abril 2011

Aumenta el fitoplancton

El incremento del CO2 en el aire es sólo la mitad más o menos de lo que se emite. El CO2 que falta es absorbido y fijado en la fotosíntesis realizada tanto por las plantas continentales como por las algas marinas.

La biomasa del fitoplancton, esto es, de las microscópicas algas marinas, está aumentando. Así se deduce de un reciente y breve artículo en Nature, que pone en cuestión otro publicado hace un año y que decía lo contrario. Aquel artículo alarmista e incoherente, exagerado y aireado por los medios de comunicación ("Los océanos están perdiendo un 1% de fitoplancton al año por el calentamiento" se titulaba el firmado por Alicia Rivera en El País), es rebatido en éste, que seguramente no será reseñado.

23 abril 2011

Sin mucho cambio

Andalucía según la clasificación de Köppen (C: clima templado; B: Clima seco)

La Agencia Estatal de Meteorología, AEMET, acaba de publicar un atlas climático de la Península Ibérica basado en el período de observaciones 1971-2000. El atlas se abre con un mapa de los climas de España según la clasificación climática de Köppen creada en 1900 y modificada ligeramente en 1936. La clasificación de Köppen delimita las zonas climáticas atendiendo a las variables de la temperatura y de las precipitaciones, tanto en sus valores medios como en su evolución a lo largo de las estaciones del año. Cada clima se define con tres letras y cada una de ellas indica una particularidad.

La mayor parte del territorio peninsular tiene un clima que en la clasificación de Köppen comienza con la letra C, lo cual significa que fundamentalmente se trata de un clima templado (Cf : sin estación seca; Cs : con estación seca en verano) . Una extensión importante de España tiene, sin embargo, como primera letra la B, lo cual significa que la característica principal del clima de esa zona es su sequedad, y puede ser estepario (BS) o desértico (BW).

Otro atlas anterior, el Atlas Nacional de España, que se puede consultar por internet, también muestra, como el actual de AEMET, un mapa de la clasificación climática del país. Es menos detallado pero sigue las mismas normas de clasificación. Toma como base para hacer la clasificación climática, los años del periodo 1956-1985. Comparando los dos mapas no se aprecian cambios muy significativos. No obstante, la zona de clima estepario o desértico, es decir, la zona con climas de tipo B, parece haber disminuído en Andalucía, a pesar que desde hace años nos vienen alarmando con lo contrario, con que el desierto africano avanza ya por el sur de España. La comparación de estos mapas climáticos muestra que no es verdad.


17 abril 2011

¿Quién teme al CO2 ?


Durante la primera década de este siglo XXI, la disminución de los incendios, las plantaciones de nuevos árboles, el buen clima y la absorción y fijación de más CO2 han permitido que en España la superficie forestal haya aumentado espectacularmente. En el conjunto de Europa ha ocurrido lo mismo.

Según la FAO, durante estos diez años la superficie de los bosques españoles aumentó en más de cien mil hectáreas anuales, cien mil campos de fútbol. La voz dominante desde hace décadas es la contraria, la del discurso negativo: demasiados incendios por culpa del calor que trae el cambio climático, desecación de los suelos por la falta de humedad y aumento de la contaminación atmosférica. Todo ello por culpa de las emisiones de CO2, derivadas del uso de combustibles fósiles, de gas, de petróleo, de carbón. En realidad, la prevención física y la acción policial y judicial ha logrado que los incendios de los bosques, casi todos provocados por pirómanos, hayan disminuído. El buen clima ha hecho que las lluvias hayan sido suficientes para mantener los bosques sanos y el incremento del CO2 no ha supuesto un aumento de la contaminación del aire sino que, por el contrario, ha dado una oportunidad a la vegetación para que la fotosíntesis haya funcionado con mayor eficacia e intensidad.

Según el Centro de Investigación Forestal del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) los árboles de España fijan cada año 87 millones de toneladas de CO2. Eso supone que se quedan con el 23,4% del total de emisiones anuales que se producen en España. Ese carbono que absorben y no devuelven en la respiración, engrosa la masa forestal y la vida orgánica vegetal. ¿Quién teme al CO2 ? Los bosques españoles, desde luego, no.

ref. :

14 abril 2011

Deconstrucción de la subida en mapas

Continuando con el post anterior, pongo abajo los mapas del cambio de temperatura lineal en cada uno de los cuatro períodos en los que he dividido los últimos 100 años.

1. Calentamiento entre 1910 y 1945. El incremento del CO2 fue de tan sólo 10 ppm. Destaca el fuerte calentamiento del Artico. Se suele atribuir, por comodidad, la mayor parte del calentamiento al incremento de la radiación solar:


Período 1910-1945. Cambio de temperatura según la tendencia lineal

...

2. Luego ocurrió un período, entre 1945 y 1976, de estancamiento de la temperatura media global, pero de claro enfriamiento en la mayor parte del hemisferio norte. El CO2, no obstante, aumentó en 30 ppm. La contradicción de la teoría oficial es salvada por los modelistas aduciendo que el enfriamiento fue debido a la abundancia de las emisiones de SO2 , que enfriaron la atmósfera del Hemisferio Norte más de lo que la calentó el incremento del CO2. No se lo creen ni ellos.

Período 1945-1976. Cambio de temperatura según la tendencia lineal.

...

3. En 1976 se reanudó el calentamiento y duró hasta 1998, cuando hubo un fuerte episodio deEl Niño en el Pacífico. Es interesante anotar que en este período de calentamiento global gran parte de Groenlandia y de la Antártida, paradójicamente, se enfriaron. El mayor calentamiento se produjo en Siberia Oriental.
Período 1976-1998. Cambio de temperatura según la tendencia lineal

...

4. En el período reciente 1998-2010 la temperatura media global ni ha subido ni ha bajado. Lo más destacable es la subida térmica en el Artico, al igual que ocurrió en el primer período de calentamiento. Europa, Estados Unidos y China se han enfriado algo.

Período 1998-2010. Cambio de temperatura según la tendencia lineal


ref.: GISS


13 abril 2011

Deconstrucción de la subida


En los últimos 100 años la temperatura media global ha subido aproximadamente 1ºC, que es, para que se hagan una idea de lo tremendo, la mitad de la diferencia que hay entre la temperatura anual de Burgos y la de Valladolid.

La concentración de CO2 ha aumentado unas 90 ppm (partes por millón) del aire, que es más o menos como si a 20 kilogramos de arroz añadimos 90 granitos de arroz (en un kg de arroz hay unos 50.000 arroces; en 20 saquitos de 1 kg hay 1 millón).

Deconstruyendo la gráfica de arriba en cuatro partes se ve que hubo un primer período de subida térmica (1911-1945) que no puede ser atribuída al incremento del CO2 (10 granitos solamente). Luego vino un período largo de treinta años de parón en la subida (1945-1976) en el que, sin embargo, el incremento de CO2 fue superior (20 granitos). Finalmente ocurrió una nueva subida térmica (1976-1998) con más arroz (34 granitos), que dejó de subir hace unos trece años (1998-2011) a pesar de que hemos seguido arrojando un poco más de CO2 (26 granitos).

En definitiva y para resumir, la paella lleva arroz y, según qué le pongas, con unos pocos granitos de más sigue estando buena.








11 abril 2011

Lluvia peninsular, igual o algo mejor



Se ha publicado un estudio estadístico de las precipitaciones diarias en la Península Ibérica desde el año 1903 hasta el 2003. Al final resulta que, considerando todo el siglo, apenas ha ocurrido nada especial y, si ha ocurrido algo, es lo contrario de lo que describen los ecologistas y vaticinan los modelos del IPCC.

En la Península Ibérica la cantidad media de lluvia durante el siglo XX se mantuvo igual (ver figura arriba) y el número total de días de lluvia aumentó. En coherencia con esto último, las secuencias más largas de días secos disminuyeron, excepto en la costa de Portugal y el Golfo de Cádiz. Los eventos de lluvia se volvieron menos intensos, pues en la mayor parte de la península aumentaron los días de lluvia ligera.

Desde hace años domina la idea inventada según la cual llueve menos y, cuando llueve, llueve con más peligro e intensidad. Este estudio viene a decir más bien que durante el siglo XX fueron los días de lluvias débiles los que aumentaron y no los de lluvia moderada o fuerte. Se sugiere, citando otros trabajos, que quizás se debió a modificaciones del uso del suelo y, en concreto, a los pantanos construidos durante ese siglo, aunque este estudio no entra a valorar las causas, ni dice sí ni no.

El trabajo de varios autores, en el que es primera firmante la doctora María Cruz Gallego de la Universidad de Extremadura, ha sido publicado en el Journal of Geophysical Research. Ha requerido probablemente un enorme trabajo de análisis de la calidad de los datos, de digitalización, de corrección y de homogeneización de las series. Abarca nada menos que un siglo de precipitaciones en la Península Ibérica. Pero como con un resultado tan poco estridente no se puede llamar a filas contra el Cambio Climático, los periódicos han pasado de él. Quizás alguna breve columnita en alguna página y olvídense ...


Trends in frequency indices of daily precipitation over the Iberian Peninsula during the last century, M.C. Gallego et al., Journal of Geophysical Research, 2011

08 abril 2011

Submarinos en el Polo Norte


En la foto de arriba se ve a tres submarinos atómicos americanos que emergieron simultáneamente en el Polo Norte geográfico el 6 de mayo de 1986. Hay una serie de fotos de aquel evento en la web de imágenes de la Marina americana. Sobre este tema ya escribí en otro post (co2: Marineros en el Polo).

El hielo marino del Artico tiene y ha tenido siempre un escaso espesor, de dos o tres metros solamente, y pueden aparecer grandes calvas en la época veraniega incluso en el mismo Polo Norte. La foto es de hace 25 años y todavía era Mayo. El hielo del Artico llega a su mínimo de extensión y espesor en Septiembre.

Y no pasa nada malo, nada malo en absoluto, por mucho que se escandalicen y se den golpes de pecho algunos periodistas de medio ambiente que debieron suspender Geografía o que, por ser jóvenes, pasaron por la escuela cuando ya no existía esa asignatura, sustituída por Ecología, Cambio Climático y Conocimiento del Ombligo.

06 abril 2011

Un anuncio raro


Un anuncio raro, sin atorrantes molinos de viento, que el otro día vi en la edición europea de la revista Time. Es de Statoil, la compañía noruega del gas y del petróleo.

Hace años, los promotores de las centrales térmicas de gas natural, que competían en Europa con las centrales de carbón, pusieron el acento en declararse modernas, limpias y ecológicas y contribuyeron impetuosas a la creación del mito del CO2. Lograron que el público no se enterase demasiado que la combustión de metano (o sea, de gas natural) también produce una considerable cantidad de CO2 (menos que el carbón, pero bastante: unos 400 g de CO2 por kWh producido con gas, frente a unos 800 g de CO2 por kWh producido con carbón).

Quizás ahora su competidor en Europa ya no sea el carbón, bastante maltratado ya, y tratan de sacar partido frente a las incertidumbres y carestía de la eólica y los horrores de la nuclear. El texto del anuncio recalca que el gas natural es una fuente de electricidad disponible y en la que se puede confiar.

Estoy convencido que en muy poco tiempo la publicidad sería capaz de dar un giro de 180 grados a la percepción pública sobre el CO2 y el cambio climático. De nefasto a benéfico. En muy poco tiempo. Tengo varias ideas. Contrátenme.




05 abril 2011

Desastres sin CO2

Inundaciones en China en 1931

En Noviembre de 1970 el ciclón tropical Bhola arrasó Bangladesh, todavía entonces dependiente de Pakistán, y causó más de 300.000 muertos. Las enormes olas que arrasaron la costa fueron más mortíferas que el propio viento. Algunos de ustedes recordarán el desastre y el gran concierto musical en ayuda a las víctimas que organizaron George Harrison y el bengalí Ravi Shankar en Nueva York. Entonces no se hablaba de CO2, ni de “calentamiento global”. Al revés, entre los climatólogos se discutía la posibilidad de una nueva glaciación, ya que el clima desde mediados de los años 40 se había enfriado un poco y fue entonces cuando esta tragedia ocurrió.

Pero el fenómeno meteorológico que más número de muertes produjo en el siglo XX no fue ése, sino las inundaciones de China en 1931 tras el desbordamiento de varios de sus ríos más importantes. Aunque la cifra de la población era bastante más baja que la actual, el agua causó el ahogamiento de cientos de miles de personas y arruinó a 30 millones de campesinos. Por entonces las emisiones globales de CO2 eran muy inferiores a las de hoy.

Aquella década fue nefasta. Al otro lado del Pacífico, una larga sequía, que duró de 1930 a 1936, “el Dust Bowl”, azotó amplias zonas de los Estados Unidos, provocando desplazamientos en masa hacia California y una importante crisis económica.

Dos décadas más tarde, Europa quedó consternada cuando el 1 de febrero de 1953 el empuje de una tormenta en el Mar del Norte elevó el mar casi 6 metros, rompiendo los diques de Holanda e inundando el 70% de aquel país. Hubo más de un millar de muertos y tremendas pérdidas de ganado.

Y estos desastres climáticos ocurrieron antes de que se pudiera culpar de todo al CO2.


04 abril 2011

A 14.000 pies


Desde el año 2002 el satélite Aqua mide día a día la temperatura media global de la atmósfera. Por gentileza de la Universidad de Alabama en Huntsville (UAH) cualquier persona puede consultar diariamente su evolución por internet. Los datos se refieren a la troposfera media y señalan la temperatura a unos 14.000 pies (4.267 metros de altitud). No es por nada que en esa unversidad trabajan la pareja de "escépticos" John Christy y Roy Spencer, que no ven en la evolución térmica del planeta motivo de preocupación. Los datos ahí están.

A esa altura la temperatura media del aire es en esta época del año de unos 21ºC bajo cero y hoy está bastante por debajo de la media de los últimos diez años. Durante los últimos meses la temperatura media global (en rojo) ha estado y sigue estando bastante por debajo de la media del período de las mediciones (en naranja). Durante los próximos meses la temperatura aumentará porque el hemisferio norte se calentará más de lo que se enfriará el hemisferio sur, pero la temperatura media probablemente seguirá estando durante varios meses, debido a la inercia de La Niña, por debajo de la media del período de observaciones.

Para hacer la consulta entren en Discover , a la izquierda pinchen en "temperature trends" y luego ya verán ustedes lo que hay que hacer.

31 marzo 2011

Gas natural para los vehículos.


Evolución del precio del gas natural en el último año (NYMEX)

Como he señalado ya en varios posts anteriores, Estados Unidos vive un boom de producción de gas natural, gracias a las nuevas técnicas de extracción, de tal forma que su precio lleva tiempo desparejado del precio del petróleo y baja en vez de subir (no así en España). Hay mucho gas en Estados Unidos, lo que ha vuelto a hacer a ese país autosuficiente.

En un importante discurso declaró ayer Obama: "El potencial del gas natural es enorme" y añadió algo así como: "El año pasado, más de 150 miembros de ambos lados de este Congreso legislaron otorgar incentivos a los vehículos que usen el combustible que quema limpio, el gas natural"

"Clean-burning natural gas". De acuerdo, pero no nos venga luego el presidente diciendo o sugiriendo que el CO2 es sucio. La combustión en los vehículos a gas natural emite casi el mismo CO2 que la combustión de un motor de fuel o de gasolina. Quizás directamente un 25 % menos, solamente. Y si se consideran las emisiones de CO2 correspondientes a los procesos de extracción, compresión y transporte de ese gas hasta sus puntos de consumo, probablemente se acaba emitiendo tanto o más CO2 que la gasolina. Esto sin contar los escapes, que al ser de metano (el gas natural es esencialmente metano), añaden "efecto invernadero".

En lo que se refiere a partículas y otros gases, como los óxidos de nitrógeno o monóxido de carbono, sí que emiten mucho menos los motores a gas que los motores de fuel o gasolina. Sí parece que es verdad que esos vehículos son más limpios y convenientes para las ciudades. Pero no se perpetúe Obama en el engaño con sus frases gaseosas, adecuadas a cada público y momento, sin atreverse a romper de una vez el paradigma ecologista de que el CO2 es sucio.
...

“The potential for natural gas is enormous” “Last year, more than 150 members of Congress from both sides of the aisle produced legislation providing incentives to use clean-burning natural gas in our vehicles instead of oil. And — and that’s a big deal.”

...

28 marzo 2011

Edad de las nucleares




He aquí la pirámide de edad de los reactores nucleares en funcionamiento en todo el mundo en Enero del 2011 (click para hacer más grande). En números rojos las edades.

Una pirámide claramente regresiva. El grupo de edad más numeroso, el de 27 años. La de Garoña, casi decana.

Nuclear power plants, world-wide

27 marzo 2011

21 años, que no son pocos



Me asombran cada día, cuando las tengo delante, las series de datos climáticos, pues de una forma evidente muestran, una tras otra, que no existe para nada ese urgente y agobiante cambio climático del que por hache o por be todos los días hablan los que tienen voz pública.

Pongo arriba las temperaturas medias anuales en España durante los últimos 21 años.

21 años, que no son pocos. Y los cojo de la la web de la Agencia Estatal de Meteorología, de una confusa noticia, que sólo analizaremos algún que otro especialista, y de la que se puede confeccionar, como yo lo he hecho en esta tarde de domingo, la figura de arriba.

ps.: Rindiendo pleitesía al alarmisno climático, la entradilla de la noticia indica que la temperatura media del período de 30 años 1981-2010 fue 0,46ºC más alta que la del período 1971-2000. A la vista de la gráfica que acompaña el texto, hubiese sido mucho más interesante señalar que la subida térmica ocurrió toda ella en las décadas de los años 70 y de los años 80 y que durante las décadas recientes de los años 90 y durante la primera década de este siglo XXI, la temperatura media anual de España no ha subido nada. Durante los veinte últimos años, por lo tanto, pese al incremento del CO2, no asoma el oficial calentamiento acelerado. La nota de AEMET de esto no dice nada y los periódicos, al menos el que yo leí y me imagino que lo mismo habrán publicado otros, simplificaron la noticia diciendo que la temperatura media de España aumentó medio grado en los últimos 50 años, lo cual, por otra parte, tampoco es nada preocupante. En la nota no se índica qué estaciones se han usado y qué métodos se han utilizado para llegar a la cifra de 15,09 ºC, media anual durante el período reciente de 30 años, 1981-2010. Y aunque en el titular parece que la noticia va a decir algo también sobre la evolución de las precipitaciones, sólo dedica a la lluvia una frase: “por lo que respecta a la precipitación media no se ha observado cambios significativos entre los dos períodos manteniéndose en torno a los 648 mm anuales”. O sea, que tampoco nos estamos secando.

http://www.aemet.es/documentos/es/noticias/2011/03/Variacion_temperaturas.pdf

24 marzo 2011

A más calor, más aridez: una equivocación muy frecuente

Concentración de polvo en el hielo de la Antártida (en rojo) (sondeo
Vostok) durante los cuatro últimos ciclos glaciales y evolución térmica global aproximada

Uno de los equívocos climáticos más propagados es que en la Tierra el calor trae la aridez y el frío trae la humedad. No siempre es así. La historia del clima muestra que lo más frecuente es lo contrario.

Durante las glaciaciones del Cuaternario, el frío vino acompañado a escala global, con excepciones regionales, por una mayor aridez, debido a la ralentización de la evaporación y de la lluvia en mares y continentes. El viento y la erosión eólica fueron durante la glaciación más intensos en todas partes. Espesos depósitos de polvo amarillento (loess) de aquella época recubren vastas llanuras del norte de Europa y, sobre todo, de China. Los ice cores, sondeos en el hielo de Groenlandia y de la Antártida, contienen también en las capas correspondientes a la nieve de las glaciaciones mucho más polvo que en las correspondientes al período actual (arriba).

Se sabe que durante los tiempos glaciales el desierto del Sahara era bastante más extenso que hoy, tanto por el sur como por el este, y que, por el contrario, en épocas neolíticas recientes, más cálidas, se encogía y sus márgenes reverdecían. En Europa, durante las glaciaciones, las tierras ribereñas del Mediterráneo estuvieron ocupadas por una vegetación esteparia y seca.

En general, del estudio de los yacimientos de polen, del análisis de los paleosuelos y de los sedimentos glaciales, se deduce que hubo durante la última glaciación, que acabó hace unos 12.000 años, un gran empobrecimiento de la biomasa terrestre. No sólo por el frío, sino también por el bajo nivel de CO2, tan bajo (unas 200 ppm, la mitad que el actual) que reducía la fotosíntesis. En Africa tropical una parte de las selvas del Congo y de Guinea se convirtió en sabana. La vegetación arbórea de la selva tropical resistió tan sólo en las riberas de los ríos y en algunos lugares costeros favorecidos por la topografía. Lo mismo ocurrió en la Amazonia. También en las altas mesetas de Africa Oriental, en Kenia y Tanzania, se produjo una reducción de las precipitaciones de un 30 %, lo que unido a una disminución de la concentración de CO2 hizo que la línea superior de la vegetación arbórea estuviera unos cientos de metros más baja que lo que está hoy.

Frío, aridez, poco CO2, mucho ecologista, una tristeza.


ref.: Petit J.R. et al. 1999, Climate and atmospheric history of the past 420,000 years from the Vostok ice core, Antarctica, Nature, 399, 429-436

17 marzo 2011

Se hunde la costa 40 cm


La mayor parte de la costa afectada por el terremoto de Japón se ha hundido unos 40 centímetros. Lo anuncia la Agencia Japonesa de Meteorología. Acabado ya el oleaje producido por el tsunami, las mareas suben ahora 40 centímetros más de lo que antes subían. No ha habido que esperar al efecto del cambio climático que, al ritmo que va, 3 milímetros de subida al año, tardaría unos 130 años en hacer lo mismo. El hundimiento provocado por el terremoto fue cuestión de minutos.

El efecto más temido de un catastrófico cambio climático es la subida del nivel del mar. Sin embargo, la subida para los próximos decenios proyectada por los modelos del IPCC es en realidad muy modesta y, sobre todo, muy lenta. Se cree que el mar subió globalmente durante el siglo XX unos 15 centímetros y que de aquí al año 2100 subirá entre 20 y 50 centímetros más. Aunque esto fuese así, esta subida tan lenta no debería ocasionar ningún gran problema. De hecho, en el mundo desarrollado, pero también en los países más pobres, como Bangla Desh, la sedimentación natural costera y la actividad humana han provocado que en las últimas décadas el mar ha perdido más terreno del que ha ganado.

Por otra parte, el mar no se eleva en todas partes. En las zonas del hemisferio norte que estuvieron durante la última glaciación recubiertas de espesos mantos de hielo, el suelo se eleva lenta pero continuamente y el terreno se recupera así del hundimiento que provocaba el peso del hielo prehistórico, buscando por gravitación lo que los geólogos llaman el equilibrio isostático. Aunque la glaciación acabó hace más de 10.000 años, el terreno de gran parte de Escandinavia y de Finlandia sigue hoy subiendo, por lo que el nivel aparente del mar sigue bajando. Lentamente, sin mayores sobresaltos.


En la figura de arriba se representa en azul el nivel de mareas esperable y en rojo la variación del mar observada. En la figura de abajo la anomalía registrada, diferencia entre lo esperable y lo observado.

12 marzo 2011

Hasta que llegó el tsunami

El ejemplo francés ... Blayais, central nuclear francesa en la desembocadura del Garona, en las proximidades de Burdeos, esperando la marejada ...



Durante mucho tiempo, la discusión sobre el cambio climático y la influencia de las emisiones de CO2 fueron cuestiones que sólo interesaban a los climatólogos. El científico sueco Svante Arrhenius, en 1896, fue el primero que calculó el posible calentamiento global, lo que según él iba a ser muy favorable para los habitantes de la Tierra.

La ideología de que el calentamiento iba, por el contrario, a ser catastrófico, hizo su entrada en el mundo político mucho más tarde. El acto fundacional —lo cuenta Claude Allègre en su libro “La impostura climática”— ocurrió cuando un geoquímico de la atmósfera, Bert Bolin, publicó durante los años 60 una serie de artículos científicos alertando de los peligros potenciales del incremento de CO2. Bolin era amigo íntimo del primer ministro sueco Olof Palme. Hacia 1973, éste quiso que se implantaran en su país veinticuatro reactores nucleares. Palme utilizó ante el público y en el parlamento sueco los argumentos de su amigo Bolin de que el CO2 era mucho más peligroso que el uranio. Los años 70 fueron los años de gloria de la energía nuclear. Pero acabaron con los terribles accidentes de Three Mile Island, en 1979, en Estados Unidos, y el de Chernóbil, Ucrania, en 1986.

Posteriormente, agotado el alarmismo creado por el “agujero de ozono “, el tema del “calentamiento global” se puso de moda en Estados Unidos y en Europa, y a lo nuclear le surgió una magnífica oportunidad de rehacerse. El lobby, impulsado especialmente por Francia y Japón, fue discreto en los primeros años, pero pronto abiertamente se presentaron como los salvadores del planeta, con el argumento simplón de que las centrales nucleares no emiten CO2. El Protocolo de Kioto, firmado en 1997 y que entró en vigor en 2005, definitivamente demonizó al CO2 , a la vez que invitó de nuevo al mundo a la energía nuclear.

Hasta que llegó el tsunami.


06 marzo 2011

Flujos de CO2


Intercambio medio anual neto de CO2 entre la biosfera terrestre y la atmósfera durante el período 2001-2009. Representa el intercambio de carbono entre la fotosíntesis (del aire a la biosfera) y la respiración y el fuego (de la biosfera al aire). No incluye las emisiones de combustibles fósiles. El color azul indica las zonas en donde ha habido un aumento neto de carbono en la biosfera y el color rojo, por el contrario, las zonas en donde la biosfera ha perdido carbono. (CarbonTracker 2010)

...

Gracias al CO2 hay primavera. Todos los años, de mayo a septiembre, disminuye la concentración de CO2 en la atmósfera. Durante estos meses la absorción de CO2 por parte de la vegetación terrestre es tan intensa que supera con creces al conjunto de lo emitido por la respiración de plantas y animales y a lo emitido en la quema de combustibles fósiles. Su concentración atmosférica disminuye a la vez que en el suelo aumenta el verde.

Aunque normalmente se le considera un gas maléfico, el CO2 es la fuente del carbono de la materia orgánica. La función clorofílica, en la cual el CO2 que absorben las hojas se une al agua que succionan las raíces, es la principal reacción química de la superficie terrestre. El carbono no sólo es esencial en las plantas sino que también forma el 18 % de la materia corporal de los seres humanos. Su combustión metabólica es además la que nos suministra calor y energía.

A partir de septiembre las cosas cambian. Cuando llega el otoño, la descomposición de la materia orgánica de hojas y ramas, a la que se añaden las emisiones humanas, hace que la concentración de CO2 de nuevo aumente. Más de lo que ha disminuido en los meses anteriores.

Sin embargo, en el cómputo anual, la cantidad de CO2 emitido por los humanos es mayor que el incremento que se mide en el aire. Pasa eso porque una gran parte del carbono que emitimos va a engrosar año tras año la biomasa terrestre. Gracias a la combustión de gas, petróleo y carbón, las primaveras del planeta pueden ser cada vez más verdes. Siempre que no actúen, con demasiado descaro, las motosierras.



01 marzo 2011

El penúltimo interglacial

Diferencias de insolación (en W/m2) con respecto al presente en el tope de la atmósfera según la latitud y el mes del año hace 127.000 años (Winter A. et al. 2003)

Este verano, en el norte de Groenlandia, un sondeo danés traspasó los 2.537 metros de espesor que el hielo tiene en aquel lugar y tocó la roca subyacente. El sondeo se dio entonces por finalizado y los científicos comenzaron a estudiar los cientos de metros de cilindros de hielo extraídos.

El objetivo prinicipal de este proyecto científico, denominado NEEM, que todavía sigue su curso, es estudiar las capas más profundas del hielo, aquéllas que formaron las nieves que cayeron en Groenlandia hace más de 120.000 años, en el transcurso del interglacial que antecedió a la última glaciación. Las características del hielo y de las burbujas de aire conservadas durante más de cien mil años permitirán determinar algunas peculiaridades importantes de la atmósfera de entonces, como son la temperatura y el contenido de CO2.

Otros sondeos anteriores indican que en aquel interglacial, de nombre Eemiense, la concentración de CO2 no llegaba a las 300 ppm (hoy es de 392 ppm) y, sin embargo, la temperatura en Groenlandia era unos 4ºC superior. Debido a los ciclos orbitales de la Tierra alrededor del Sol, la insolación durante el verano en las latitudes altas del hemisferio norte superaba en 50 W por metro cuadrado a la actual y era probablemente la principal causa del calor y del fuerte deshielo estival. Se sabe también, por las terrazas de coral, que la superficie marina quedaba entonces entre 4 y 6 metros por encima de la cota cero actual.

El nombre que se le da en Europa a este período cálido, Eemiense, procede del valle del río Eem, en Holanda, en donde se encontraron sedimentos de aquella época que contenían fósiles de fauna templada y pólenes de árboles frondosos, anteriores a la última glaciación. Los neanderthales habitaban ya Europa y probablemente no les preocupaba tanto como a algunos de sus primos de hoy, ni el calor estival, ni la subida del mar.