Es cierto que la inclinación del Sol sobre el horizonte es fundamental en el carácter de cada clima, pero otros factores también lo son, como la proximidad o la lejanía del mar, la altitud y, también, las direcciones de los vientos y masas de aire que afectan a cada territorio.
Con horror, los que llevamos metidos décadas estudiando los climas de la Tierra, sus diferencias, su evolución, asistimos a la incursión de una marabunta de oportunistas legisladores y economistas, en donde remplazan las particularidades climáticas de cada región de la Tierra por un abstracto e incongruente concepto de clima global, del que apenas lo único que tienen en cuenta es la concentración de CO2.
Y es que esta gente fatua no emplea ni dos tardes (qué digo dos, ni una !) para comprender algo del fundamento de lo que hablan: los climas.