02 febrero 2007
Susan Solomon, la portavoz.
Cuando hoy en un telediario le he visto a Susan Solomon actuar de portavoz del resumen catastrofista del IPCC, me he acordado de lo que escribí hace años citándole a ella. Son las últimas palabras de un libro que escribí en 1995 titulado "Ozono, la catástrofe que no llega". Dice así:
Los científicos no están tampoco libres de toda culpa en el alarmismo creado. Así, escribiendo sobre un posible efecto que las erupciones volcánicas podían ejercer en una atmósfera anormalmente cargada de cloro antrópico, dos de las más eminentes personalidades expertas en el ozono, Susan Solomon y David Hofmann, terminaban con estas palabras en Abril de 1989 un largo artículo publicado en "Journal of Geophysical Research" : una erupción mayor que la de El Chichón, que ocurra en la próxima mitad del siglo, será un importante test para la teoría de la extinción de los dinosaurios y quizás determine que los sistemas biológicos contemporáneos sigan el mismo camino.
Pues bien, poco después, en Junio de 1991, la Tierra sufrió la erupción más importante del siglo XX, la del monte Pinatubo, pero la hecatombe no sucedió. Hubo un descenso significativo del nivel de ozono pero, al parecer, completamente inocuo para la vida. Está ahora por ver cómo y a qué ritmo se recupera el equilibrio a medida que se limpia la estratosfera, o cómo, por el contrario,lo impide la acción negativa del incremento previsible del cloro estratosférico. De todas formas no creo que todavía nos vayamos a reunir con los dinosaurios.
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Como lo de la pérdida de ozono se ha pasado de moda (entre otras cosas porque el ozono es un gas invernadero, ya hablé en otro post), Susan prueba fortuna en vaticinarnos esta otra catástrofe.