21 marzo 2007

El factor ozono


Para poder entender o criticar el meollo de la cuestión hay que hablar de "forzamientos radiativos". Que son los ingredientes del cocido.

La figura que pongo arriba es una versión simplificada y castellanizada de la figura sobre los "forzamientos radiativos" de origen humano (radiative forcings) del último informe para burócratas y políticos que publicó recientemente el IPCC (la figura original la puse en el post "El IPCC también duda"). Es decir, es lo que se supone que contribuye cada factor originado por la actividad humana al calentamiento o al enfriamiento del clima global. Viene expreado en watios por metro cuadrado que hemos añadido (calentamiento, en rojo) o quitado (enfriamiento, en azul) al aire superficial o troposférico por los cambios que hemos originado en la composición atmosférica o en el uso del suelo.

Con respecto al factor "uso del suelo" el IPCC considera que, debido a la deforestación, la superficie terrestre se ha emblanquecido, refleja más el sol, y ha enfriado el clima: por su culpa ahora nos quedamos globalmente con 0,2 W/m2 menos de lo que nos quedábamos en 1750 o así. Ya lo saben, los bosques calientan y los desiertos enfrían.

Luego ya todos los demás factores humanos son cambios que hemos provocado en la composición del aire. Uno de ellos es el ozono. De paso sea dicho que los terpenos y los pinenos que emiten los bosques son unos hidrocarburos volátiles que contribuyen al aumento del ozono. Pero a lo que vamos.

Aunque el catecismo ecologista desde hace décadas nos habla de un ozono bueno y de un ozono malo, la verdad es que el ozono estratosférico (más allá de 10.000 metros de altitud, el bueno) y el troposférico (entre 0 y 10.000 metros, el malo) son lo mismo, y tienen las mismas propiedades. Tanto el de arriba como el de abajo detienen parte de la radiación ultravioleta y tanto el de arriba, que se localiza fundamentalmente en la baja estratosfera (a unos 15.000 metros de altura), como el de abajo ocasionan un efecto invernadero. Con respecto a esto último el IPCC estima qe la pérdida de ozono estratosférico ha ocasionado un enfriamiento global de 0,1 W/m2 y el aumento del ozono troposférico ha ocasionado un calentamiento global de 0,4 W/m2.

Aunque el calentamiento atribuído al ozono troposférico es tan solo la tercera parte del calentamiento atribuído al CO2, 0,4 W/m2 y 1,2 W/m2 respectivamente, hay una gran diferencia entre los dos. Resulta que así como el C02, por su larga duración en el aire, se reparte más o menos homogéneamente por los dos hemisferios, el ozono troposférico es mucho más abundante en el hemisferio norte. Esto hace que el efecto del ozono pueda ser mucho más importante en regiones sensibles, como en el Artico.

Un modelo del Instituto Goddard de la NASA indica que el ozono transportado hacia el Artico desde los cielos contaminados de Norteamérica y , sobre todo, de Rusia y de China, ha podido ser la causa de entre el tercio y la mitad del calentamiento del Artico registrado en la segunda mitad del siglo XX (Shindell, 2006). Este calentamiento apenas ha afectado al Artico durante el verano, lo cual concuerda con el hecho de que en esa estación del año el ozono boreal es destruído por los rayos solares antes de lograr alcanzar el polo.