La central térmica londinense de Battersea, construída en 1939 y cerrada en 1983, fue portada de un album de los Pink Floyd cuando todavía los tristes ecologistas y sus prohibiciones no se habían extendido tanto. Un cerdito la sobrevolaba.
No sé si será porque soy vasco y ese ha sido mi paisaje, pero a mí me gustan esas altas chimeneas humeantes en esos edificios de ladrillos rojinegros. Es cuestión de gustos. Una amiga me escribió que entre sus mejores recuerdos de niña está cuando su aitita (su abuelo) le llevaba a los muelles de Bilbao a ver descargar hulla y antracita. Ahora a los niños se les lleva con el colegio a ver las centrales nucleares de Ascó. Se matan de aburrimiento, pues no hay nada que ver, y encima al cabo de unos meses hay que someterles a unas pruebas médicas por si acaso.
Mientras, en India, en un puerto de la costa de Gujarat, el grupo indio Tata, con la ayuda financiera del Banco Mundial, construye una central térmica de carbón que va a tener nada menos que una potencia instalada de 4.000 megawatios, diez veces más que la que tuvo Battersea en sus tiempos de gloria y el doble de las dos nucleares de Ascó juntas. Qué suerte.
Pero dicen que sin humos. Clean coal, carbón limpio. Qué pena.
ref.: Tata Ultra Mega
IEA Clean Coal Centre | India