Vaya para usted, Sr. Presidente, mi felicitación junto con la de las vacas a las que me he referido antes, por haber preferido el principio de la realidad (la Agricultura y las cosas de la tierra, con minúscula) al principio de la virtualidad (el Medio Ambiente y las cosas de la Tierra, con mayúscula). Que se haya quedado con la materialista Espinosa y le haya dicho bye bye a la platónica Narbona. Que haya preferido lo concreto a lo abstracto. Lo que se ve a lo que no se ve.
Pero, con todo mis respetos, Sr. Presidente, ahora le toca a usted ir alejando, incluso de sus discursos, este asunto del Cambio Climático. Le voy a explicar alguna ventaja de semejante dribling, pero antes, para apartar de usted recelos y que me escuche, le pongo aquí un extracto de una entrevista a Helmut Schmidt, uno de los más honestos cancilleres socialdemócratas que ha tenido Alemania (a diferencia de otros, como ese de Gazprom llamado Schroeder).
Periodista: Es la primera vez que la protección del clima se encuentra en el top de la agenda del G8 (reunido en Heilligendam). ¿Es la situación tan dramática como nos advierte el panel del IPCC?
Helmut Schmidt: Este panel del clima se ha inventado a sí mismo sin que nadie se lo pidiera. Es una grave exageración considerar al IPCC como un Consejo que tenga que publicar recomendaciones. Todo esto es un debate histérico y recalentado, especialmente por los media. Ha habido cambio climático desde el principio de la Tierra (...) y no hay razón para pensar que de repente el cambio climático debería pararse. Y angustiarse y pensar que la humanidad debería parar el cambio climático por medio de una resolución del G8 en Heilligendam, esto ya es pura histeria, es un sinsentido !
Sr. Presidente, las pruebas de que lo que dice Helmut Schmidt es cierto son abrumadoras. Ni el cambio climático es horroroso, ni está en las manos de los políticos detenerlo. No son ustedes Charlton Heston.
Aquí va mi consejo. Aprovechando este impulso de la Agricultura debería usted dar un giro en la consideración del CO2 como un contaminante y, por el contrario, comenzar a ensalzarlo. Preséntelo, en sus discursos, como una gloriosa materia que la naturaleza utiliza para fabricar los aceites de las olivas y los alcoholes de nuestros vinos.
Y hable usted de la fotosíntesis. "La fotosíntesis, que gracias a la luz de España y al trabajo de sus agricultores e ingenieros, tiñe de verde primavera los campos de regadío y de secano de todo el Estado" (por ejemplo).
Ya sé que usted es de letras, pero no le será difícil recordar su simple fórmula (y además simplificada):
CO2 + H2O = CH2O + O2
Una propaganda positiva, en la que se muestre al CO2 como factor de la materia orgánica, de la materia viva, puede conseguir en unos pocos meses unos resultados excelentes. La gente dejará de considerar al CO2 como un contaminante peligroso. Y como eso del calentamiento añadido por nuestras emisiones no hay quien lo demuestre, ni quien lo note, este asunto de la nocividad del CO2 puede ser rápidamente olvidado.
Sr Presidente, si usted hace este dribling, cogerá con el paso cambiado y dejará boquiabierta a la derecha. Una derecha que obligó a su leader a pedir perdón público por haber dicho, balbuceante, que según su primo científico no es posible saber el clima que hará dentro de 300 años ... Una derecha que se dice liberal pero que apoya la proliferación de la energía nuclear porque, según dice, España sería así energéticamente menos dependiente y emitiría menos CO2. Como si el uranio enriquecido fuera gratis y como si fuera una mercancía de libre fabricación, uso y comercio ... Una derecha que, como contó Rajoy en el debate de televisión, fue la que firmó el incumplible protocolo de Kioto... Una derecha que se muestra en todo proestadounidense, el país en donde surgió la histeria contra el CO2 (hasta su Corte Suprema lo ha declarado contaminante) y en donde la caza de brujas contra los deniers más saña pone.
En fin , Sr. Presidente, sea rápido como acostumbra, y valiente.
ref.: The Reference Frame: Helmut Schmidt on global warming