Un criterio que se podría seguir en Copenhague para repartir las reducciones de CO2 es el de intentar que las emisiones por kilómetro cuadrado tendiesen a ser parecidas en todas las naciones. Claro que entonces los peor parados serían los europeos y en cambio los rusos saldrían contentísimos pues emiten diez veces menos por kilómetro cuadrado que nosotros.
Suena bastante ecologista y en línea con el angelical concepto de "huella ecológica", según el cual cada uno debe preocuparse de la "huella" que deja en Gaia y manchar lo menos posible. Pero no creo que sea tenido en cuenta pues a Europa, por su escaso territorio, no le favorece en nada. Además Estados Unidos dejaría de ser el más malo y se pondría a la par que China, un poco por detrás incluso.
No sé qué le parecerá la propuesta a Paul Ehrlich, premiado por la Generalitat, y a los nuevos malthusianos ecofascistas. Probablemente les agrade, pues así se establecería una cuota territorial que repartiría la huella global del carbono entre las naciones de forma uniforme y equitativa.
ref. datos de emisiones en "Time running out for climate talks", Nature, 22 Octubre 2009, y datos de extensión con Google.