Este año es de abundancia. En los primeros seis meses del año hidrológico —desde el 1 de Septiembre— en casi toda España ha llovido muy por encima de la media. Ha sido un año rico en nieves y generoso en lluvias primaverales. Un rosario de borrascas atlánticas nos atraviesa en estas semanas. Los pantanos están rebosantes. Algunos quizás demasiado.
Pero según los pronósticos del IPCC, por arte y ciencia (o magia) del incremento de CO2, la modificación de la circulación atmosférica debería hacer que cruzaran menos borrascas atlánticas la Península Ibérica. Que pasasen más al norte. En consecuencia, según el IPCC, las precipitaciones deberían disminuir, especialmente en Andalucía.
Cambio porcentual de la precipitación anual en Europa desde 1980/1999 a 2080/2099 previsto por el IPCC
No parece por ahora que esté ocurriendo eso. No llueve menos en la Península Ibérica. Sigue habiendo períodos de sequías y otros de abundantes lluvias —lo típico del clima mediterráneo— pero en una serie larga de tiempo no se aprecia una tendencia a la baja en las precipitaciones anuales de España.
Climate Change 2007, The Physical Science Basis, IPCC, p. 867