Aquí la izquierda va abandonando el etéreo debate del cambio climático con el que nos ha estado dando la cruzada (el turre) durante años. La derecha no se aprovecha de la retirada, no vaya a ser que por su apoyo obcecado a la energía nuclear la cojan en falta (¿ aparte de no emitir el "maléfico" CO2, la nuclear, qué otra ventaja ?)
Al otro lado del Atlántico el desmarque político está más avanzado. Obama no hace nada por oponerse al boom de los combustibles fósiles. La producción de petróleo ha subido este año en su país un 10 %. Puede que en no muchos años Estados Unidos sea el primer productor mundial de petróleo (ahora le superan Arabia Saudí y Rusia), como ya lo es en gas natural (shale gas : 30.000 pozos). Y el segundo en carbón, sólo detrás de China, como ahora. Es paradójico que sea este boom de minería, energía y, como consecuencia, empleo, lo que más ayude a Obama a ganar de nuevo las próximas elecciones del 2012.
En la derecha americana, para aspirar a la candidatura del partido republicano, el discurso del cambio climático no sólo ya no ayuda sino que perjudica. Newt Gingrich, que se coloca hoy detrás de Mitt Romney en las encuestas, se desmarca de su pasado, cuando era el Speaker del partido. Gingrich dice en su web que ahora se opone absolutamente al comercio de emisiones y a cualquier sistema de tasas de las emisiones de carbono. Declara que cree que este sistema eliminaría cientos de miles de puestos de trabajo. En cuanto a la cuestión de si el desarrollo industrial ha contribuido dramáticamente al calentamiento de la atmósfera, el aspirante hace notar que no hay una conclusión científica clara, ni, por lo tanto, motivo para intervencionismos y tasas.