15 agosto 2008

Wall-e

Dando codazos a padres y aplastando niños conseguí el otro día una butaca para ver la película de Wall-e. Allí estaba él, Wall-e, mi juguete preferido de este verano (anunciado cada diez segundos en los programas de la mañana), correteando por una Tierra de metal y polvo, aséptica pero divertida, sobre todo cuando desde una gigante nave espacial llega la robota Eva, limpita, coqueta, de diseño apple y en plan exploradora.

En ese trasatlantico espacial, que creo se llama Axiom, se han tenido que refugiar los humanos, todos obesos y obesas, torpes y medio bobos, ya que en la Tierra, debido a su glotonería y consumismo ya no queda una brizna de materia orgánica. Y han mandado a Eva a que explore, por si las cosas han cambiado en la Tierra y encuentra alguna lechuga o alguna planta verde y pueden volver a ella.

Creo que es una voz en off la que cuenta entonces en tono compungido que en la Tierra se produjo hace años una gran desgracia: se acabó la fotosíntesis. La voz en off nos cuenta a los niños que la fotosíntesis era un proceso maravilloso que consistía en que al regar una semilla con agua crecía una planta.

Como yo ya no me paso todo el día chupando el tete, me enfadé y me fui, porque sé que no todos en la Tierra estamos tan gordos como los humanos de la peli y además sé que ser gordo y disfrutar con la comida no es lo peor que le puede pasar a uno en esta vida, como en esta peli de la Disney cuentan. Y me enfadé aún más porque no cuentan la verdad de la fotosíntesis y se callan que el factor CO2, mi amigo, tiene un papel esencial en ella. Y, si no, vean esta otra:





referencia: YouTube - Photosynthesis Song