Diferencias de insolación (en W/m2) con respecto al presente en el tope de la atmósfera según la latitud y el mes del año hace 127.000 años (Winter A. et al. 2003)
Este verano, en el norte de Groenlandia, un sondeo danés traspasó los 2.537 metros de espesor que el hielo tiene en aquel lugar y tocó la roca subyacente. El sondeo se dio entonces por finalizado y los científicos comenzaron a estudiar los cientos de metros de cilindros de hielo extraídos.
El objetivo prinicipal de este proyecto científico, denominado NEEM, que todavía sigue su curso, es estudiar las capas más profundas del hielo, aquéllas que formaron las nieves que cayeron en Groenlandia hace más de 120.000 años, en el transcurso del interglacial que antecedió a la última glaciación. Las características del hielo y de las burbujas de aire conservadas durante más de cien mil años permitirán determinar algunas peculiaridades importantes de la atmósfera de entonces, como son la temperatura y el contenido de CO2.
Otros sondeos anteriores indican que en aquel interglacial, de nombre Eemiense, la concentración de CO2 no llegaba a las 300 ppm (hoy es de 392 ppm) y, sin embargo, la temperatura en Groenlandia era unos 4ºC superior. Debido a los ciclos orbitales de la Tierra alrededor del Sol, la insolación durante el verano en las latitudes altas del hemisferio norte superaba en 50 W por metro cuadrado a la actual y era probablemente la principal causa del calor y del fuerte deshielo estival. Se sabe también, por las terrazas de coral, que la superficie marina quedaba entonces entre 4 y 6 metros por encima de la cota cero actual.
El nombre que se le da en Europa a este período cálido, Eemiense, procede del valle del río Eem, en Holanda, en donde se encontraron sedimentos de aquella época que contenían fósiles de fauna templada y pólenes de árboles frondosos, anteriores a la última glaciación. Los neanderthales habitaban ya Europa y probablemente no les preocupaba tanto como a algunos de sus primos de hoy, ni el calor estival, ni la subida del mar.