Vean el mapa. Se construyen actualmente 56 reactores nucleares en el mundo. Uno de ellos en Irán. Y casi todos los demás en Asia, en el este (9 en Rusia, 21 en China y 6 en Corea). Es sorprendente por eso cómo el mundo occidental, utilizando la demonización del CO2 y el temido cambio climático, fomenta su proliferación, que inevitablemente, hoy, requiere la intensificación de la producción global de uranio enriquecido.
Dos grandes compañías, ROSATOM State Nuclear Energy Corporation y AREVA - Solutions for nuclear energy and renewable energies, dirigidas por dos importantes estados, Rusia y Francia, son las dos grandes competidoras en la fabricación del uranio enriquecido que venden por el mundo, España incluída. Si entran en la página web de Areva, el tema de las emisiones de CO2, que la energía nuclear evitaría, se recalca ya desde la portada. Sin embargo, sobre la "force de frappe" nuclear francesa no se dice nada. Los rusos de Rosatom no se andan con estas cursiladas y, si entran en su página web, verán desde la portada la íntima conexión que ha existido y existe entre la energía nuclear civil y militar.
Dirán que no. También eso dice Irán.