

El aula es normal y tiene varias y amplias ventanas, que además llevan incorporadas dos rejillas de aireación (trickle ventilators) en continuo funcionamiento.
El profesor, que realiza el experimento, entra en la clase con el sensor de CO2 a las 08:30. Se encuentra con una concentración de casi 500 ppm (partes por millón) , mayor que la concentración media del aire atmosférico global (que es hoy de 385 ppm, o lo que es lo mismo: 0,0385 % del volumen de la mezcla de gases del aire).
En cuestión de minutos la propia respiración del profesor eleva el CO2 en el aula a 1.000 ppm, antes de que lleguen los alumnos.
A las 10:00 entran los 30 niños y niñas de la clase y tras tan sólo una hora la concentración de CO2 se eleva a 2.000 ppm. Son las 11:00.
Son las 11:00 y los niños salen 15 minutos a jugar al patio. El profesor abre las ventanas a pesar de que hace un frío que pela (la temperatura del aula baja 3ºC) y a las 11:15 la concentración de CO2 ha bajado otra vez a 1.000 ppm.
A las 11:15 se cierran las ventanas y entran de nuevo los alumnos al aula, aunque no 30 sino sólo 19, y a los pocos minutos otro despistado más. Hacia la 13:00 se alcanza un pico superior a las 3.000 ppm, a pesar de los aireadores.
A las 13:15 , cuando ya se van los estudiantes, la concentración de CO2 está en 2.000 ppm. El profe abre las ventanas y se queda un rato más, hasta las 14:00, luego las cierra y se va.
He encontrado otro estudio interesante que monitorea durante una semana 16 aulas repartidas por Inglaterra. La peor es una situada en Londres, en una planta baja, que da a una calle muy concurrida (por lo que me imagino que las ventanas no las abren nunca) y que tiene una concentración media de CO2 el miércoles (entre las 09:00 y la 15:30) de 3.248 ppm !
En cuestión de minutos la propia respiración del profesor eleva el CO2 en el aula a 1.000 ppm, antes de que lleguen los alumnos.
A las 10:00 entran los 30 niños y niñas de la clase y tras tan sólo una hora la concentración de CO2 se eleva a 2.000 ppm. Son las 11:00.
Son las 11:00 y los niños salen 15 minutos a jugar al patio. El profesor abre las ventanas a pesar de que hace un frío que pela (la temperatura del aula baja 3ºC) y a las 11:15 la concentración de CO2 ha bajado otra vez a 1.000 ppm.
A las 11:15 se cierran las ventanas y entran de nuevo los alumnos al aula, aunque no 30 sino sólo 19, y a los pocos minutos otro despistado más. Hacia la 13:00 se alcanza un pico superior a las 3.000 ppm, a pesar de los aireadores.
A las 13:15 , cuando ya se van los estudiantes, la concentración de CO2 está en 2.000 ppm. El profe abre las ventanas y se queda un rato más, hasta las 14:00, luego las cierra y se va.
He encontrado otro estudio interesante que monitorea durante una semana 16 aulas repartidas por Inglaterra. La peor es una situada en Londres, en una planta baja, que da a una calle muy concurrida (por lo que me imagino que las ventanas no las abren nunca) y que tiene una concentración media de CO2 el miércoles (entre las 09:00 y la 15:30) de 3.248 ppm !