10 febrero 2010

La cabaña de Shackleton





El 6 de Febrero de 1908, el explorador Shackleton, acompañado de 14 hombres, 9 perros y 10 ponies manchurianos, atracó el Nimrod en el cabo Royds, en la costa de la Antártida. Desembarcaron una gran cantidad de materiales para resistir allí más de un año y, entre ellos, toneladas de carbón y una cabaña de madera, prefabricada en Londres (Shackleton hut en el mapa) . La montaron en un terreno de piedras volcánicas, feo, pero protegido de lo peor del viento por una pequeña loma. Por delante, en vez de jardín, un desorden, y por detrás, un trastero. Baste decir que parte de los ponies murieron envenenados. Fueron a la Antártida y murieron, no de frío, sino de envenenamiento por el descuido y la falta de higiene de sus amos. A los otros cuatro, peor. Se los comieron. No se cuenta qué pasó con los perros.



Shackleton se proponía llegar al Polo Sur. No lo consiguió, aunque se dieron la vuelta cuando ya estaban cerca, a unos 160 km. Con humor sentenció : "mi mujer prefería que le devolviesen un burro vivo antes que un león muerto". Sí, y algún pony.

Algunos de sus hombres optaron por una hazaña más accesible: subieron hasta el cráter del volcán Erebus, a más de 3.000 metros de altura (al fondo, en las fotografías).

Lo más sorprendente de la expedición no es que la cabaña de Shackleton, a pesar del cambio climático (que tantísimo ha afectado a los polos ...), se haya conservado tal cual hasta nuestro días (foto de abajo), sino que se hayan encontrado bajo ella, en una especie de bodega excavada en el permafrost (en el suelo helado), unas cuantas cajas de buen whisky escocés que misteriosamente aquellos brutos abandonaron ...