Deberían ser los biólogos o los químicos los que dijeran
basta! a la estúpida proliferación de la idea, que se fomenta en escuelas y colegios, de que el CO2 es un elemento sucio, artificial y dañino para la vida de la humanidad y del planeta.
El carbono, que en el aire adopta esencialmente la forma oxigenada de CO2, y también de metano, CH4, es el elemento esencial de la vida terrestre. Para comprender la vida de este planeta cualquier estudiante debería empezar reflexionando sobre los intercambios de carbono entre el aire, los océanos, las plantas y los suelos. En vez de eso, lo que predomina es la ideología histérica que predica la descarbonización del mundo, que empieza por pedir que se cierren las centrales térmicas, que sigue por la prohibición de comer chuletas, y que acaba por volver anoréxica a la humanidad y a su economía.
Por eso esta mañana, cuando buscaba otra cosa en mi ordenador y he encontrado el dibujo de arriba, me han entrado ganas de ponerlo aquí y de explicarlo de forma sencilla. Sin más.
Trata de los intercambios de carbono en el continente africano. Los números indican las cantidades de carbono intercambiadas entre el aire, el suelo y las plantas, calculadas en gigatoneladas de carbono al año (una gigatonelada equivale a un petagramo o, lo que es lo mismo, a "10 elevado a la quince" gramos) y referidas a los años 90. Los dos números entre paréntesis indican las cantidades de carbono, más o menos inmutables, que en cualquier momento se encuentran en las plantas de Africa (80 gigatoneladas) y en los suelos de Africa (200 gigatoneladas).
Las plantas en Africa absorben cada año 10 gigatoneladas de carbono (NPP, producción primaria neta: lo absorbido por fotosíntesis menos lo perdido en la respiración de las propias plantas). Por su parte los suelos emiten 11 gigatonelas de carbono por la respiración (Rh, respiración heterótrofa) de los microorganismos que en él habitan y que se alimentan del carbono de las plantas muertas.
La intervención humana en el ciclo se manifiesta en la emisión de carbono al aire por tres procesos diferentes. a) La quema de combustibles fósiles y la fabricación de cemento (0,2 gigatoneladas/año). b) La deforestación (0,4 gigatonelas/año) y c) por las quemas agrícolas de las sabanas (1,1 gigatonelas/año) que se efectúan anualmente antes de la época de siembra. Estas emisiones de carbono en la sabana no son sólo en forma de CO2 sino también de metano, CH4. ¿Es malo eso?. No lo sé, habría que preguntárselo a los elefantes. Pero, en fin, no es como para desesperarse.