En lo fundamental, China piensa seguir basando su progreso en el carbón, tres centrales térmicas nuevas cada semana . El Protocolo de Kyoto no impone ninguna restricción de sus emisiones de CO2, por lo menos hasta el 2012.
Pero además China se beneficia de las ayudas del Mecanismo de Desarrollo Limpio del tratado. Consiste en que los países obligados a tener cuotas de emisión de CO2 pueden aumentar su cupo si contribuyen a que disminuyan las emisiones de CO2 o de otros gases invernadero en países en desarrollo, como China. Y algunos mandarines chinos se han aprovechado bien.
Hasta hace poco (2007) la mayor ayuda al Mecanismo de Desarrollo Limpio se ha utilizado en no dejar que salga a la atmósfera, recogiéndolo y quemándolo, el gas HFC-23, que tiene, molécula por molécula, un efecto invernadero 11.700 veces mayor que el CO2.
La mayoría de ustedes nunca habrán oído hablar de este HFC-23, con cuya quema, sin embargo, los chinos se han embolsado cientos de millones de dólares. Lo absurdo es que el HFC-23 en sí no vale para nada pues tan sólo es un producto residual de la fabricación de un refrigerante (el HCFC-22) (este refrigerante surgió con fuerza gracias al Protocolo de Montreal que prohibió los CFCs y en gran parte los sustituyó por HCFCs, menos "dañinos" para el ozono, se supone).
Lo más "lógico" sería que China dejase de fabricar ese refrigerante y lo sustituyese por otro, que los hay, pero ocurre que obtienen un montón de dinero del Mecanismo de Desarrollo Limpio, gracias a la quema del gas residual, el HFC-23.
Sustitución tras el Protocolo de Montreal de los CFCs por HFCs y HCFCs
Otro aspecto en el que los chinos se benefician es en las ayudas al sector eólico. Y las han aprovechado de tal manera que ahora ya fabrican turbinas de tan alta potencia y calidad, que exportan. El próximo mes de marzo comenzarán a llegar a Texas las primeras enormes turbinas eólicas chinas, de 2,5 MW de potencia, que se instalarán en un gran parque eólico.
En la fabricación de turbinas eólicas los chinos tienen otra ventaja, que es que en su fabricación se suelen utilizar unos magnetos naturales de gran potencia hechos a bases de neodimio, un metal de "tierra rara", de la que los chinos tienen casi el monopolio mundial por sus explotaciones en Mongolia Interior (más de 1 kg de neodimio llevan también los Prius de Toyota en su motor).
Leo, en fin, que el 80 % de las ayudas del gobierno de Obama a la energía eólica en Estados Unidos se las han llevado empresas extranjeras (con Iberdrola Renovables en primer lugar) . Así que el dinero del gobierno americano ha dado con sus ayudas a la energía eólica más trabajo en el exterior que dentro, pues en donde más se generan puestos de trabajo es en la fabricación de las turbinas. Y ahora entran además los chinos, no ya como clientes, sino como competidores.
No es extraño que con este panorama todos acudan a Copenhague desconfiados y los más cínicos, además, con la oculta esperanza de sacar tajada.
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