26 septiembre 2006
¿Agujero de ozono? Bien, gracias
Como todos los otoños, este año no ha faltado a la cita, como solemos decir los cursis, el famosísimo agujero de ozono de la Antártida. El tal agujero es en realidad la forma de denominar a la región en donde la concentración de ozono es menor a las 220 unidades dobson (lo que viene a ser unos 2,2 milímetros de espesor)(ver aquí la distribución media del ozono).
En los años 90 se nos atosigó con los peligros cancerígenos del aumento de la radiación ultravioleta. En realidad las mediciones de la radiación ultravioleta no indicaron nunca ningún incremento, sino más bien una disminución, especialmente en las zonas urbanas, debido al aumento del ozono troposférico y de otros contaminantes. Es decir, se mintió.
Luego ya el "problema" del agujero de ozono dejó de ser interesante y se pasó a lo del "calentamiento global" . Es más, hablar del asunto de la disminución del ozono estratosférico resulta un poco incómodo porque en realidad , en contra de todo lo que los medios han transmitido durante años, son dos catástrofes contradictorias: la disminución del ozono estratosférico enfría la troposfera, ya que su potente efecto invernadero se reduce.
En la gráfica se representa con puntos negros) la extensión del agujero hoy y se compara con otros años.
Sigue igual. Nadie habla. Y no pasa nada.
(pinchar la imagen para verlo mejor).