25 mayo 2010

Verde demagogia


Es posible que en las próximas elecciones colombianas gane el partido verde de los girasoles. La política va por un lado y la realidad por otro. Se supone que el principal objetivo de la revolución verde es acabar con las emisiones de CO2 . Cualquiera que sepa un poco de lo que se le culpa al CO2 sabe que su persecución no se realiza teóricamente porque sea un contaminante local o regional, sino porque es un "calentador global" y da lo mismo que sea emitido aquí o allá. Es contradictorio, por lo tanto, poner pegas a la construcción de centrales térmicas de carbón para suministrar electricidad al pueblo y a la vez permitir y fomentar la minería y la exportación de carbón.

Australia es el mayor exportador de carbón del mundo, con el visto bueno de su gobierno laborista, pero como se supone que son muy ecologistas y muy mundialistas y eso todavía da votos, el propio gobierno pone trabas crecientes a la construcción de nuevas plantas eléctricas de carbón. Que las construyan otros y nosotros les vendemos el carbón, o la mina, si hace falta.

En Colombia, que es ya el cuarto exportador de carbón del mundo, la producción, destinada en casi su totalidad a la exportación, no deja de crecer y desde hace años supera en valor a la del café. Aún queda por detrás de la de petróleo, cuyo consumo, donde se consuma, también produce CO2 global. No obstante, es posible que gane las elecciones el alegre y simpático candidato girasol, que no sé qué dice al respecto. Probablemente nada.

Menos mal que queda Sudáfrica. Es el quinto exportador mundial de carbón, pero el 20 % de su población no tiene electricidad. Olvidándose por una vez de la verde demagogia, el Banco Mundial acaba de aceptar definitivamente las ayudas para la terminación de la central térmica de carbón de Medupi, que tendrá 4.800 megawatios de potencia, que no es poca.