El valor de las cuotas de emisión de CO2 cayó en dos días un 20%.
¿Por qué? Miedo a que el chollo se acabe, supongo.
Por otra parte, el gobierno de Polonia, el país europeo al que mejor le ha ido la crisis, bloqueó la semana pasada un pacto europeo que capitaneado por los británicos proponía reducir las emisiones un 25 % de aquí al 2020. Hay que recordar que Polonia obtiene más del 90 % de su electricidad del carbón y que además espera obtener gas natural de su subsuelo en un próximo futuro.
Finalmente Yvo de Boer, el encargado de la ONU para llevar todo el asunto político del CO2 y de sus pactos hasta el día que dimitió poco después del fracaso de Copenhague, declaró el otro día en una entrevista: "El espíritu del Protocolo de Kioto ha desaparecido. Su cuerpo se mantiene artificialmente con vida y quizás algunos de sus órganos pueden ser transplantados. Pero tenemos que admitir que el Protocolo de Kioto está muerto".
De que muchos de estos cínicos e inútiles se transplantarán no me cabe duda.