Cientos de páginas de inflados economistas calculando las hipotéticas pérdidas futuras por daños en las costas, con el fin de justificar los multimillones de impuestos que se deberán recolectar para evitar las emisiones de CO2.
Se decía que los daños por los huracanes irían a más a medida que las aguas tropicales se calentasen.
Sin embargo, la actividad ciclónica estos meses está siendo a nivel global la más baja en los últimos 30 años. O el mar no se ha calentado lo suficiente por culpa del CO2 para que se note, o la simplista teoría de más calor, más huracanes, no es correcta.
La gráfica (pinchar en ella) representa la evolución del índice ACE (Accumulated Cyclone Energy) que utiliza la NOAA norteamericana para definir la actividad ciclónica. Son medias móviles de 12 meses y abarcan al Atlántico, al Pacífico y al Indico. El índice ACE suma la fuerza, la duración y la extensión de todos los ciclones existentes cada seis horas.